Como iglesia de Jesucristo, nos unimos en un mismo espíritu, una misma fe y un mismo propósito.
Somos un solo cuerpo, llamados a amarnos, apoyarnos y edificarnos mutuamente.
Rechazamos la división, el egoísmo y la indiferencia, y abrazamos la gracia, la humildad y el perdón.
Cristo es nuestro centro, Su Palabra nuestra guía, y Su amor nuestro vínculo perfecto.
Caminamos juntos, fortalecidos por el Espíritu Santo, para cumplir el propósito de Dios en nuestra generación.
Somos uno en Cristo.